viernes, 20 de enero de 2012

Innecesaria aclaración a Oscar Tanatillo….






Un epígrafe largo:
“Yo he sido agitador político; he pasado una parte de mi juventud en la cárcel (unas treinta veces); he sido presidiario; me han herido mortalmente en duelos feroces; conozco todas las privaciones físicas que un hombre puede sufrir, incluso la de una absoluta pobreza; y, al mismo tiempo, he sido diputado hasta que me cansé de serlo (siete veces); he sido amigo íntimo de jefes de Estado; conocí personalmente al viejo sultán de Turquía; he habitado palacios; durante unos años de mi vida he sido hombre de negocios y manejado millones; en América he fundado pueblos, ...”
Vicente Blasco Ibáñez, en una carta-confesión dirigida en 1927 al periodista y escritor Isidro López Lapuya a París, recogida en parte por el crítico francés C. Pitollet.


  MUY FINO, es usted señor don Oscar Tanat para esgrimir vuestras calumnias. Pareciera como si  tuviese esa cualidad que señalan sobre los escritores dotados: el mentir, es decir, contar una ficción que parezca tan real para confundir a la gente, mientras se hace pasar por un inocente. Lástima que sus recursos literarios sean absolutamente limitados, pues las mentiras que relata no me provocan más que vergüenza ajena. Para empezar, usted, escritor de panfletos teatrales, no es más que un embustero de primera.  Desde el título que sugiere su escrito, (si es que se le puede llamar así), fechado el jueves 12 de enero, usted demuestra la infinita hipocresía, con la que espera utilizar las palabras para embrollar a la gente. “Mi estimado Saúl Díaz Parra”, dice con ironía, para luego comenzar esa serie de relatos nefastos sobre mi persona, destinados a desvirtuarme con sus numerosos lectores, además de confirmar su pretensión de apoderarse del movimiento poscorrientista, para ejercerlo como un vil cacicazgo municipal. Le pedí pruebas concretas del despilfarro del cual usted me acusa de ser autor, y lo único que presentó fueron más mentiras  y descalificaciones infundadas, y la foto del señor Jesús Rito García, su compañero de parrandas y editor de letrillas, director de la editorial que usted bien llama “Chupa Pharus”, pero con la cara del poeta mexicano Octavio Paz. ¡Por favor! Sé que ambos escritores comparten la complexión física, pero el “difamar” a su compinche Jesús “Chu” Rito,  con el fin de compararlo con el prolífico escritor nativo del viejo Mixcoac, es en verdad una vileza, que no me imaginaba a usted de tal torpeza, a pesar de su inocente audacia. Le recuerdo que su amigo, el escritor profiláctico originario de Tehuantepec, Jesús Rito, sufrió de una depresión aguda debido a la indigestión que le procuraban sus propios textos, y esto, sumado al fracaso total de su primer libro, provocó que se retirara a escribir una “magna opera secreta”, para seguir escribiendo debajo del agua con diferentes pseudónimos o publicaciones firmadas por “Anonymus”, pretendiendo confundir al  autor con el famoso hacker de la red. No le quiero recordar lo que el poeta tehuano ha dejado mucho a deber a miles de poetas con promesas de publicaciones falsas, mientras en sociedad con usted se han enriquecido publicando “libros gratuitos”. No es mi intención detallar eso, ni mucho menos hacer público el cómo Rito lo ha utilizado a usted Oscar Tanatius para sus artimañas; pero de que me asombra la imaginación con la que relata sucesos de lo que llama mi vida, me asombra. No puedo negarlo. Además, la sucia intención de intervenir en la mente de sus miles y miles de lectores, con la idea de que yo soy un cínico ratero, me deja frío. Qué crueldad tiene usted en el corazón para inventar tales calumnias. Sin embargo, eso quedará como un asunto a definir entre usted y la literatura, la más sagrada de todas las diosas. Sin tener la necesidad de aclarar mi estado actual ante sus acusaciones falsas, pues mi vida, (al igual que mi estado financiero) es algo personal y no la hago pública, me permito decirle una vez más que sus viejas artimañas solo funcionan con gente descerebrada que puede creer el tamaño de sus timos.  Ni me he enriquecido, ni he participado en ningún festival llevando todo el dinero que usted dice fue otorgado a un festivalillo, por la ONU, el Banco Mundial, o no sé qué cuento más (lo cual, casualmente, nunca salió publicado  en ningún medio de comunicación ni órgano de esas instituciones).  Por lo anterior,  lo reto a que presente recibos, facturas, o algún documento que avale sus tan nefastos dichos. Pero no una vil foto de su compadrito con la cara de un escritor Premio Nobel en un pésimo “photoshop”. Le aclaro, sin necesidad de sentirme obligado por hacerlo, que si estaba en la ciudad de Abu Dhabi cuando escribí mi antigua carta, es porque fui invitado a un grupo de escritores de este país, para participar en una reunión secreta, donde todos mis gastos corrieron a cargo de la Asociación de Escritores Independientes Opositores Ultraposcorrientistas (cuyas irónicas siglas en inglés, son AEIOU) , y de la cual es sede esta ciudad árabe, para hablar -entre otros tantos asuntos de importancia- sobre la fallida experiencia que se tuvo al querer implementar las primeras exposiciones e intentos de intervención del poscorrientismo en su lugar de origen: El territorio de Valleismhuacan ,(que comprende el polígono que forman Villa de Zaachila, Oaxaca de Juárez y Zimatlán del Álvarez con Ixtaltepec y  El Espinal). Ahí, quiero que lo sepa, denuncié el fracaso en el que resultaron los primeros experimentos poscorrientistas, hechos con el fin de cambiar el “orden mundial de las castas del arte” (y de la sociedad por consecuencia), fueron fallidos debido a la codicia de unos cuantos, un grupo de rufianes quienes son capitaneados por usted y don Jesús Rito. Todo esto, que es lo peor, por el puro interés para encumbrarse y dominar, aún más, la escena literaria del estado de Oaxaca, para desde ahí vender, caro su trabajo ante el mercado internacional de las letras.  Menuda treta para volverse millonarios.  

Triste y patética pareció a los escritores poscorrientistas de medio oriente su posición ante un movimiento literario que busca romper las barreras y terminar con las diferencias humanas que nos dividen y si no son detenidas, destruirán el planeta.  Por lo anterior, solo me resta aclarar que recogí conmigo las cenizas del poscorrientismo y las traje a la inmensa ciudad de Tenochtitlán, para resucitarlas en la ceremonia del fuego nuevo, este año 2012, con la esperanza de que pueda florecer la pureza de su aroma refrescante y floral, y con esta se abran las razones de mentes cerradas y centradas en su egolatría y autoadmiración como son las vuestras y traspase barreras estatales y nacionales, como era su intención original. Lo último que le aclaro es que yo vivo con la sencillez que me rodea desde hace unos buenos años y cualquier persona que conoce mi casa se lo podría decir. De lo contrario, y dado que basa sus acusaciones de “mi insólita riqueza” en declaraciones que mi primo, el célebre músico oaxaqueño Antonio Bolaños vertió a usted, lo desafío a que presente un testimonio firmado o grabado por este testigo, de lo contrario, sus acusaciones serán lo que desde el inicio he denunciado, polvo en el camino.
No es necesario aclarar que lo veré en los tribunales.

Saúl Díaz Parra


 16 de enero de 2012                        Belfast, Irlanda del Norte


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